A lo largo de la historia, el alcohol no solo ha sido protagonista de celebraciones y rituales sociales, sino también un componente habitual en el botiquín de curanderos, médicos y alquimistas. Desde la Grecia clásica hasta la medicina victoriana, las bebidas alcohólicas han sido utilizadas como disolventes, anestésicos, tonificantes y conservantes. En este artículo exploramos cómo el vino, la cerveza, el brandy y otras bebidas encontraron su lugar como remedios medicinales a lo largo del tiempo.
Antigüedad: vino y cerveza como medicina
En el Egipto faraónico y la Grecia antigua, el vino se usaba para limpiar heridas, aliviar el dolor y como base para preparar remedios con hierbas. Hipócrates recomendaba vino diluido para problemas digestivos, fiebres y como parte de una dieta equilibrada. La cerveza, por su parte, era consumida por sus propiedades nutritivas y como bebida segura frente a aguas contaminadas.
Roma y la medicina galénica
El médico Galeno consideraba el vino una sustancia caliente y seca, ideal para equilibrar humores y calmar enfermedades frías. Era común mezclarlo con miel, especias o hierbas para potenciar sus efectos. También se usaba como anestésico rudimentario antes de intervenciones quirúrgicas.
Edad Media: elixir, espiritualidad y botánica
Durante siglos, los monasterios europeos fueron centros de conservación del saber médico. Allí, los monjes producían licores y destilados a base de hierbas, como el Chartreuse o el Benedictine, con fines terapéuticos. El alcohol servía para extraer principios activos y conservar pociones. Las bebidas espirituosas eran consideradas "elixires de larga vida".
Renacimiento y destilación
Con el auge de la alquimia, el brandy y el aguardiente ganaron protagonismo. La destilación permitió concentrar principios activos y crear preparados como el aqua vitae (agua de vida), usada como tónico y antídoto. Se creía que fortalecía el corazón, mejoraba la circulación y aliviaba dolencias respiratorias.
Siglos XVIII-XIX: farmacología y recetas populares
En la medicina victoriana, era habitual encontrar tinturas alcohólicas en las farmacias. Muchas contenían opio, cocaína o morfina disueltas en alcohol. También se usaban vinos medicinales enriquecidos con quinina o hierro. El alcohol era valorado por su capacidad para vehiculizar fármacos y calmar nervios.
Medicina tradicional y etnobotánica
En muchas culturas indígenas, el alcohol forma parte de la medicina ancestral. Por ejemplo, chicha fermentada en rituales andinos o licores herbales en la medicina tradicional china. El alcohol ayuda a extraer compuestos curativos de plantas y potencia su absorción.
El declive del uso terapéutico
Con el avance de la farmacología moderna y la regulación sanitaria, el uso del alcohol como medicamento disminuyó. Su potencial adictivo y los efectos secundarios limitaron su uso terapéutico. Sin embargo, aún persisten preparados tradicionales y licores medicinales en farmacopeas naturales
Lejos de ser solo una bebida recreativa, el alcohol ha tenido un rol complejo y evolutivo en la medicina. Su historia revela cómo ciencia, cultura y necesidad se han entrelazado para convertir vinos, licores y destilados en aliados ocasionales de la salud. Hoy, ese legado persiste en ciertas tradiciones y en la memoria de la medicina natural.
El papel del alcohol en la historia de la medicina