Gonzalo Bilbao Martínez (Sevilla, 27 de mayo de 1860-Madrid, 4 de diciembre de 1938), fue un pintor costumbrista español de la escuela sevillana. Su obra no fue ajena al vino. Esto lo podemos comprobar en “Gitana y torero con el Guadalquivir al fondo”, fechado hacia 1920.
Hijo de un pudiente propietario sevillano y hermano del escultor Joaquín Bilbao, se inicia desde niño en el dibujo alentado por José Jiménez Aranda. Por exigencia de su padre, emprende los estudios de Derecho, que alterna con los de pintura así como con los de música (llegando a ser organista). En 1880 termina los estudios de leyes, carrera que nunca llegó a ejercer, dedicándose desde entonces con exclusividad a la pintura. Su padre, en premio a sus excelentes resultados, le costea un viaje a Italia y a Francia junto al pintor José Jiménez Aranda. Durante su estancia en París, visitaron numerosos museos, galerías particulares y estudios de algunos artistas franceses y españoles que se hallaban pensionados en la capital francesa. En Italia permaneció por espacio de tres años, estableciéndose en Roma, donde estuvo trabajando en compañía del pintor José Villegas Cordero y viajó por las diferentes capitales italianas (como Nápoles y Venecia), donde pintaba vistas urbanas y rurales.
En 1884 vuelve a España. Es entonces cuando entra en relación con Palmaroli, que le sirve de consejero. De vuelta de nuevo a España, su personalidad inquieta le impide acostumbrarse a la vida en Sevilla, de modo que se mueve constantemente por todo el territorio del país en busca de paisajes que pintar. Sus preferidos se encuentran en Toledo y Segovia. No tardó en planear nuevos viajes, y emprende uno con Andrés Parladé para conocer Marruecos. De allí, en 1883, parte hacia París, donde se siente atraído por las últimas tendencias artísticas y también aprovecha para vender los cuadros que produjo en su estancia en Marruecos (también hizo venta de los mismos en Múnich). En Francia, se inició su interés por la nueva temática social, ante las nacientes tensiones entre proletariado y burguesía y los cambios políticos y filosóficos que el realismo va a reflejar. A su regreso a España, continuó su actitud viajera, se estableció un año de nuevo Italia, y, en España, visitó Fuenterrabía, Toledo y Jerez de la Frontera (Cádiz) entre otras ciudades.
Ejerció también de profesor de pintura, primero de modo particular y a partir de 1903 como sucesor de José Jiménez Aranda en la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría en Sevilla, siendo discípulos suyos, entre otros, Vázquez Díaz y Eugenio Hermoso. En 1904 contrajo matrimonio con María Roy Lhardy, hija de un banquero francés y madre suiza. Hacia 1935, Gonzalo Bilbao fijó su residencia en Madrid, aunque mantuvo su taller en la capital andaluza y poco después fue nombrado académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. A su muerte, su viuda donó al Museo de Bellas Artes de Sevilla una importante colección de sus obras, expuesta en parte una sala permanente en el mismo. Le sucedió en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid el pintor extremeño Eugenio Hermoso que había sido discípulo suyo en Sevilla.
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Un artículo de Alberto Muñoz Moral
“Gitana y torero con el Guadalquivir al fondo” (hacia 1920), de Gonzalo Bilbao