Qué contar sobre la ginebra para enamorar al cliente

La ginebra no se vende con tecnicismos. Se vende con sensaciones, origen y servicio impecable. El objetivo en barra es que el cliente imagine el primer sorbo: frío real, aroma limpio y final equilibrado. Con estas pautas, contarás la historia justa para que elija… y repita.

El origen que importa (en 10 segundos)

• De dónde viene: “Destilería costera, perfil cítrico y herbal”.
• Cómo se elabora, sin aburrir: “Redestilada con enebro, piel de limón y notas mediterráneas”.
• Lo que se siente: “Seca, fresca, final limpio”.

Guion exprés: origen + 2 botánicos reconocibles + sensación en boca.

Estilos fáciles de explicar

• London Dry: seco, nítido, versátil. Va con tónica seca y twist de limón.
• Cítrica: más amable y aromática. Ideal con piel de pomelo o naranja.
• Herbal/mediterránea: romero, tomillo, oliva. Perfecta con soda o tónica ligera.
• Especiada: cardamomo/canela; más cálida. Pide hielo sólido y tónica neutra.

Tip de barra: enseña dos caminos, no diez: “seca y nítida” vs “cítrica y aromática”. Evita la parálisis por elección.

Servicio que enamora (percepción ≫ precio)

• Copa fría y hielo grande: brillo y dilución controlada.
• 20–50 ml de ginebra + tónica muy fría vertida suave.
• Garnish útil, no decorativo: piel exprimida y retirada o media rodaja fina.
• Tacto visual: botella a la vista, breve pausa y primer sorbo guiado.

Microfrase que cierra: “Prueba primero sin remover; dime si te gusta más cítrica y lo ajusto”.

Maridajes rápidos que suman venta

• Ginebra seca → salazones (boquerón, aceituna).
• Cítrica → tosta de salmón o conserva suave de atún.
• Herbal → queso semicurado y aceituna rellena.
• Especiada → frutos secos tostados y piel de naranja.

Errores que matan la experiencia

• Sobredecorar la copa con frutas y especias al azar.
• Tónica caliente o sin gas.
• Explicar 12 botánicos que nadie va a recordar.
• No preguntar el perfil del cliente antes de servir.

Para enamorar con ginebra, habla claro y corto: origen, estilo, sensación y un servicio impecable. Dos opciones bien contadas valen más que una carta eterna. Lo demás es hielo, silencio… y el primer sorbo.