Durante años, el vino rosado fue visto como un producto menor. Un "ni blanco ni tinto", muchas veces asociado a bebidas dulzonas, veraniegas y sin complejidad. Pero en la última década, esa percepción ha cambiado radicalmente. Hoy, los rosados viven una auténtica revolución que trasciende estaciones, estilos y públicos.
Del desprecio al deseo: un cambio cultural
Hasta hace poco, los rosados eran relegados a la sección de “vinos fáciles” o "para principiantes". Pero gracias al trabajo de bodegas serias —especialmente en regiones como Provenza, Navarra, California o el sur de Italia— hoy el rosado ha demostrado que puede ser elegante, gastronómico y sofisticado.
Además, el público joven y urbano lo ha adoptado con fuerza por su:
- Estética fotogénica
- Frescura
- Versatilidad en maridajes
- Personalidad más desenfadada que el vino tinto
Tendencias que impulsan su crecimiento
1. Rosados pálidos estilo Provenza
Los más demandados a nivel internacional. De color salmón, boca seca y frescos. Dominan en restaurantes de costa, rooftops y hoteles de lujo.
2. Rosados premium
Ya no se venden por precio. Se buscan por origen, elaboración y complejidad. Muchas bodegas elaboran rosados con crianza sobre lías, paso por barrica o variedades nobles.
3. Aceptación global
El consumo de rosados ha crecido de forma sostenida en países como:
- Francia (líder mundial)
- EE.UU. (con gran impulso entre millennials)
-
Reino Unido, Alemania, Canadá y España
Incluso en Asia, donde empiezan a ganar espacio por su suavidad y adaptabilidad a la comida local.
Cómo aprovechar esta evolución en tu negocio
- Inclúyelos todo el año: los rosados ya no son solo de verano. Son perfectos con comida asiática, tapas, arroces o incluso carnes blancas.
- Haz catas comparativas: entre rosados ligeros, afrutados, con cuerpo, dulces y secos.
- Promociona su imagen: las botellas suelen ser elegantes, el color vende solo, y su estética es perfecta para redes sociales.
- Educa al cliente: mucha gente aún asocia el rosado con dulzura o baja calidad. Sorpréndelos.
¿Y en España?
España, tradicionalmente centrada en tintos y blancos, está empezando a redescubrir el rosado como producto de valor. Regiones como Navarra, Cigales o Rioja producen rosados con personalidad y técnica. Y muchas bodegas están apostando por diseñar versiones con perfil internacional.
Además, en hostelería el rosado funciona muy bien con:
- Comida fusión
- Ensaladas frescas
- Quesos suaves
- Pescados azules
El vino rosado ha dejado de ser un actor secundario para convertirse en protagonista de la escena global. Su crecimiento es sostenido, su público es joven, diverso y exigente, y su potencial gastronómico lo hace ideal para cartas que apuestan por la elegancia accesible.
Si aún no le has dado espacio real en tu selección, ahora es el momento. Porque el rosado ya no es una moda: es una categoría consolidada con futuro brillante.
La evolución del vino rosado en el mercado global