Branding sensorial

cómo usar aromas, texturas y sonidos
26 de septiembre de 2025 por
Branding sensorial
Reyes Grupo Horeca SLU, Leonardo Selaya Messías

Cuando piensas en la identidad de tu bar o restaurante, seguramente te vienen a la cabeza el logo, los colores, el tipo de música o incluso la carta. Pero ¿qué pasa con los aromas? ¿Y con la textura del mobiliario, el sonido del hielo, el tacto del menú?

El branding sensorial es la gran oportunidad desaprovechada en hostelería. Y no, no requiere reformas caras ni una agencia especializada. Se trata de estimular los sentidos del cliente para reforzar la experiencia y, con ello, la recordación de tu marca.

Aromas: memoria instantánea

El olfato está directamente conectado con la memoria emocional. Si al entrar en tu local siempre huele igual —y ese aroma se asocia a un momento positivo—, el cliente lo recordará y querrá volver.

Ideas prácticas:

  • Aromatiza la entrada con toques cítricos suaves por la mañana y notas especiadas o amaderadas por la tarde.
  • Usa difusores discretos, nunca cargantes.
  • Evita que olores de cocina invadan la sala (salvo que esté pensada para ello).

Ejemplo: un restaurante en Malasaña decidió aromatizar el pasillo del baño con romero y eucalipto. El resultado: muchos clientes se llevaban una impresión limpia, fresca y profesional... incluso antes de pedir la cuenta.

Texturas: lo que se siente también comunica

Desde el tipo de servilleta hasta el peso de la cristalería o el tacto del menú, todo habla de tu marca. Una carta plastificada con huellas no comunica lo mismo que una de papel texturado o piel reciclada.

Consejo útil: invierte en materiales con buena presencia pero fáciles de mantener. El cliente no lo dirá en voz alta, pero lo percibirá.

¿Tienes un cóctel estrella? Asegúrate de que el vaso tenga un agarre cómodo, que no resbale y que transmita solidez. La experiencia de beber empieza en la mano.

Sonidos: ritmo, atmósfera y personalidad

No es lo mismo sonar que hacer ruido. La música, el volumen, el tipo de vajilla e incluso cómo suena la cafetera marcan el tono del espacio. No dejes que el azar lo decida.

Claves básicas:

  • Elige una playlist coherente con tu horario y perfil de cliente.
  • Ajusta el volumen según aforo: más bajo en sala medio vacía, más envolvente en momentos de lleno.
  • Evita ecos o reverberación. Un panel acústico puede cambiarlo todo.

Ejemplo real: un gastrobar en Chamberí empezó a poner música suave instrumental al abrir por la mañana. El ambiente cambió tanto que los cafés aumentaron un 30% en esa franja. ¿Casualidad? No lo parece.

Cómo empezar sin complicarte

  1. Elige un sentido por semana. Por ejemplo, esta semana trabajas el sonido, la próxima el olor.
  2. Haz pruebas A/B. ¿Qué playlist genera más permanencia en mesa? ¿Qué olor hace que entren más?
  3. Escucha al cliente. Sus comentarios son pistas: si mencionan el “ambiente” o lo “a gusto” que se está, vas bien.
  4. Forma al equipo. Ellos son el canal directo. Que sepan por qué se usan ciertos elementos les hará cuidarlos más.

No se trata de montar una experiencia multisensorial de diseño. Se trata de cuidar los detalles. De entender que el cliente no solo ve y come, sino que huele, toca, escucha... y recuerda.

El branding sensorial no requiere más inversión, sino más intención. Si trabajas los sentidos, trabajas la memoria. Y eso es lo que llena la sala semana tras semana.

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