Vinos y emociones

cómo el entorno influye en la cata
18 de agosto de 2025 por
Vinos y emociones
Reyes Grupo Horeca SLU, Leonardo Selaya Messías

Cuando hablamos de vino, tendemos a pensar en uvas, barricas y regiones. Pero hay un factor menos tangible que puede alterar por completo la percepción de un vino: el entorno emocional y sensorial en el que se consume.

No es lo mismo beber un albariño en una terraza junto al mar que en una sala cerrada con luz blanca. El entorno, la compañía, la temperatura, la música o incluso el estado de ánimo influyen más de lo que parece.

¿Por qué el entorno cambia la percepción del vino?

La cata no es solo un acto físico; también es psicológico. Nuestros sentidos trabajan en conjunto y se ven condicionados por estímulos externos. Esto es lo que se conoce como percepción multisensorial.

  • La música puede hacer que el vino se sienta más ligero o más intenso.
  • La luz influye en el color percibido, y con él, en la predisposición a encontrar ciertos sabores.
  • La compañía y el momento emocional pueden alterar la tolerancia al tanino o al alcohol.

Un vino puede parecer plano si lo bebemos en un ambiente incómodo, y sublime si el entorno nos resulta cálido y acogedor.

Estudios que lo demuestran

Investigaciones de la Universidad de Oxford, dirigidas por el profesor Charles Spence, han demostrado que:

  • Los vinos tintos se perciben más intensos con música grave.
  • Los blancos se asocian mejor a sonidos agudos y ambientes luminosos.
  • La temperatura ambiental cambia la percepción del cuerpo del vino.

Estas variables son invisibles pero poderosas. Y para un bar o restaurante, representan una oportunidad estratégica.

Cómo aplicarlo en tu local

1. Crea ambientes coherentes con el vino

Si vas a recomendar un mencía gallego joven, propón consumirlo en una mesa junto a la ventana, con música tranquila y algo de bullicio de fondo. Si es un vino de guarda, mejor una zona más apartada y silenciosa.

2. Ten en cuenta la iluminación

Evita luces blancas y frías. El vino se disfruta más con tonos cálidos, que favorecen el relax y realzan los colores del líquido.

3. Ajusta el discurso a las emociones del cliente

Si la mesa está celebrando, sugiere vinos más expresivos. Si buscan tranquilidad, apuesta por vinos más delicados o redondos.

Vender más vino, entendiendo a la persona

No se trata solo de saber de variedades, sino de leer el contexto y proponer lo que encaje emocionalmente. Una carta puede estar muy bien escrita, pero si no se conecta con el momento del cliente, no genera experiencia.

El vino no se cata en el vacío. Se siente, se vive y se recuerda en función del entorno. En hostelería, entender esto es ir un paso más allá: es convertir cada copa en una experiencia. Porque cuando el vino acompaña a la emoción correcta, se vuelve inolvidable.

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