Una cata no es solo una forma de probar producto. Es una herramienta poderosa para formar, motivar y unir al equipo. En la hostelería actual, donde el ritmo de trabajo puede ser frenético y las rotaciones frecuentes, generar espacios de aprendizaje conjunto es clave para la cohesión y el rendimiento.
Organizar catas internas es una forma directa y efectiva de mejorar la experiencia del cliente… desde dentro.
¿Por qué hacer catas internas?
Porque es una manera práctica y motivadora de compartir conocimiento. Además de entrenar el paladar, se entrenan los valores: atención, escucha, respeto por el producto y confianza entre compañeros.
Una cata bien dirigida puede ayudarte a:
- Unificar discurso comercial.
- Detectar matices en producto que luego se trasladan al cliente.
- Fomentar el orgullo por lo que se sirve.
- Estrechar la relación entre cocina y sala.
Ejemplo real:
En un restaurante madrileño, el jefe de barra organiza cada martes una mini cata de 15 minutos antes de abrir: tres vermuts distintos y una pregunta clave para debatir. El resultado: todo el equipo recomienda con más seguridad y coherencia.
Cómo organizar una cata interna (sin complicarte)
1. Elige un objetivo claro
No se trata de probar por probar. Define qué quieres que el equipo aprenda: comparar referencias, entender procesos, elegir maridajes, entrenar el lenguaje descriptivo…
Ejemplo:
Diferenciar un vermut seco, uno rojo y uno con toques herbales para saber qué ofrecer según el perfil del cliente.
2. Hazlo breve, pero constante
No necesitas una hora. Diez o quince minutos antes del servicio bastan si la dinámica es ágil. Lo importante es la regularidad, no la duración.
Consejo:
Una cata a la semana es más útil que una masterclass mensual.
3. Implica a todo el equipo
No solo cocina o barra. Que participe quien sirve, quien recibe al cliente y quien gestiona la carta. El conocimiento compartido refuerza la coherencia del discurso.
4. Crea una hoja de cata propia
Usa un formato sencillo: aroma, sabor, textura, notas destacadas, sugerencias de uso o maridaje. Puedes imprimirla o usar una libreta común.
¿Qué productos puedes catar?
- Vinos y vermuts: según referencias en carta.
- Destilados: gin-tonics, rones, whiskies, etc.
- Cervezas artesanas: cada vez más en carta.
- Conservas y productos gourmet: conocer texturas y sabores reales ayuda a argumentar.
- Cócteles de autor: para aprender a describir lo que se sirve.
Truco de equipo:
Cada semana, que la cata la dirija una persona distinta. Eso genera compromiso y puntos de vista nuevos.
Una cata no es solo formación. Es cultura de equipo. Es cuidar el detalle y respetar el producto que se sirve. Es dar herramientas reales para que tu personal hable con criterio, recomiende con seguridad y conecte mejor con el cliente.
Y lo mejor: no cuesta casi nada.
Catas internas