Pocas frases desconciertan tanto como esa: “¿Me pones algo rico? No sé qué quiero.”
Pero lejos de ser un problema, este tipo de cliente representa una gran oportunidad: está abierto, curioso y dispuesto a dejarse sorprender.
El reto es saber guiar la conversación sin perder tiempo, dar en el clavo y conseguir que esa “copa improvisada” sea una experiencia memorable. Aquí te damos claves prácticas para lograrlo con eficacia, sin convertirlo en un interrogatorio ni perder ritmo de servicio.
1. Haz dos preguntas clave
No te lances a crear sin rumbo. Haz una mini entrevista exprés:
“¿Te apetece algo más fresco o más intenso?”
“¿Con burbujas, cítrico, dulce, seco… qué te atrae más?”
Dos preguntas como estas te sitúan en la zona adecuada del perfil de sabor y del tipo de cóctel.
💡 Tip: Evita preguntas abiertas tipo “¿qué te gusta?”, que ralentizan y generan más dudas.
2. Ofrece dos opciones (nunca más)
Una vez identificado el perfil, plantea una elección simple:
“Te puedo hacer uno herbal y refrescante con ginebra… o uno más goloso con ron especiado.”
Eso acota, da seguridad al cliente y te permite controlar el proceso. No le des cinco ideas. Le saturas.
3. Usa comparaciones con sabores conocidos
El cliente indeciso suele necesitar referencias:
- “Este cóctel es como un mojito más seco, con toques de albahaca.”
- “Tiene un punto tipo Aperol Spritz, pero más cítrico.”
- “Es suave como una limonada… pero con tequila.”
Comparar con bebidas conocidas genera confianza y acelera la decisión.
4. Apóyate en el lenguaje emocional
Las emociones venden más que los ingredientes. Cambia:
❌ “Este lleva cordial de ruibarbo, vermut seco y bitter de apio.”
✅ “Este es un cóctel suave, elegante, con un final refrescante y sorprendente.”
💡 Truco: adjetiva como si fuera una carta de vinos: fresco, vibrante, especiado, sedoso, seco, goloso, con final largo…
5. Ten siempre 2 cócteles “comodín” de carta
Diseña dos cócteles pensados para este tipo de cliente:
- Uno fresco, visual y fácil de beber
- Uno intenso, con carácter, pero sin riesgo
Deben ser rápidos de preparar, funcionar con cualquier público y estar siempre disponibles.
💡 Ejemplo 1: Gin con cordial casero, pepino y soda
💡 Ejemplo 2: Ron añejo con vermut, naranja amarga y toque de canela
6. Cierra siempre con confianza
Una vez decides el cóctel, cierra así:
“Confía en mí. Si no te gusta, lo cambiamos.”
Eso genera complicidad, reduce presión y mejora la experiencia. El cliente lo recibe como un trato VIP… y rara vez pide el cambio.
Un cliente indeciso no es una carga. Es una hoja en blanco. Si tienes las herramientas mentales y los cócteles comodín adecuados, puedes convertir esa duda en una venta segura, una recomendación y una experiencia memorable.
Forma a tu equipo en este tipo de interacción. Porque saber qué ofrecer… cuando el cliente no sabe qué quiere, es una de las habilidades más valiosas tras la barra.
Cómo atender a clientes que no saben qué quieren tomar