Durante décadas, el jerez fue sinónimo de sobremesa antigua, copita de abuela o brindis navideño. Pero en los últimos años, esta joya del sur ha recuperado protagonismo gracias a su entrada en el mundo de la coctelería contemporánea. El jerez no ha cambiado. Lo que ha cambiado es la mirada que le dirigimos. Y hoy, los bares que apuestan por calidad, autenticidad y diferenciación lo están redescubriendo como un aliado versátil, complejo y moderno.
Porqué jerez?
El jerez se adapta como pocos a la barra moderna. Su gama va desde perfiles secos y salinos hasta dulces y profundos. Tiene acidez, cuerpo, matices de crianza biológica, notas oxidadas, avellanas, sal marina o frutas pasificadas. Y todo eso sin necesidad de añadir azúcar ni aromas artificiales. Es un ingrediente que aporta profundidad, identidad y estructura, incluso en pequeñas proporciones.
Donde podemos encontrarlos
Los bartenders más inquietos lo han rescatado para darle una nueva vida. En ciudades como Londres, Nueva York o Madrid, cada vez más cartas de cócteles incluyen referencias a jereces como la manzanilla, el fino, el amontillado o el oloroso. No como curiosidad exótica, sino como ingrediente estrella. Porque el jerez no rellena. El jerez marca.
En coctelería seca, funciona como base o como ingrediente de contraste. Una manzanilla aporta salinidad y limpieza a cócteles con gin o vermut seco. El fino realza perfiles cítricos. El amontillado aporta complejidad a sours y cócteles con whisky. Y el oloroso o el Pedro Ximénez son capaces de transformar un espresso martini o un negroni en una experiencia nueva, más profunda, más redonda, más emocional.
El auge del jerez en barra también conecta con una tendencia global hacia lo auténtico, lo local y lo sostenible. Trabajar con vinos fortificados como el jerez no solo es una declaración de estilo, también es una forma de apostar por un producto con historia, arraigo y denominación de origen. Además, su graduación moderada permite crear cócteles menos alcohólicos sin perder carácter.
Actualmente en el mundo de la restauración
Para bares y restaurantes, incluir cócteles con jerez en carta es una excelente forma de diferenciarse. Es apostar por un producto con gran carga cultural, que permite hablar al cliente de algo distinto, sorprender sin artificios y jugar con sabores que evocan mar, madera, sol y paciencia. Y al mismo tiempo, permite controlar costes, ya que el uso de jerez en coctelería requiere menos volumen para lograr gran efecto.
Más allá del producto en sí, el jerez invita a contar historias. Desde sus bodegas centenarias hasta su proceso de crianza en solera, pasando por su vínculo con el flamenco, la cocina andaluza o la literatura. Un cóctel con jerez no es solo una bebida: es una excusa para conversar, educar y emocionar.
No se trata de sustituir destilados, sino de ampliar el repertorio. Un cóctel que incluya jerez se vuelve más gastronómico, más misterioso, más elegante. Ya sea en un aperitivo seco, un long drink suave o un trago de sobremesa, el jerez ofrece una paleta de matices que ningún otro ingrediente puede replicar.
Y así, lo que fue considerado durante años un ingrediente olvidado se convierte hoy en símbolo de modernidad líquida, de rescate cultural y de futuro en copa.
Cócteles con jerez